1/3 - La carretera que pasa por Lalomanu, en la punta sureste de la isla continúa por la costa sur hasta llegar a Maninoa, que se encuentra a unos 35km dirección sureste, pero al no haber servicio de bus y el transporte en minibus del resort es demasiado caro, no tuve más remedio que volver de nuevo atrás, hasta Apia, y desde allí coger otro bus que me llevaría por la que atraviesa la isla, por el centro, hacia el sur. Y es que entre Lalomanu y Maninoa hay varios pueblitos que no cubre el servicio público. Y la contestación que me han dado algunos nativos es que como los habitantes tienen coche... Y vaya que me he sorprendido por esta absurda respuesta... ¿y los mayores que tengan que visitar algun familiar en el pueblo próximo y no tenga quien lo lleve...? Ah, vale, van caminando. O no van.
Mi destino esta vez es el Maninoa Beach Fales, un pequeño complejo de 10 Fales anclados entre dos de los más caros Resorts de la isla, el Coconut Beach y el Salani Surf Resort, donde se paga en US$. Los tres están entre las mejores olas de Samoa. En el Maninoa pagué 90T por un fale abierto, bastante amplio, en la orilla de la playa frente a las olas. Incluye desayuno y cena. Si se trae la tabla de surfing se paga 110T e incluye un traslado gratuito a la ola que se elija. Cuando llegué, por la tarde, con marea baja, rompían olas algo pequeñas pero muy bonitas, frente al Coconut, pero hay que esperar hasta la marea alta para surfear los arrecifes. Un guía australiano que vive aquí alquila tablas (25T) y tiene una lanchita para llevar a los surferos hasta las olas, previo pago de los servicios. Ya había hablado con él para la mañana siguiente coger olas, pero la fuerza del mar bajó y ya no se podía surfear. Junto a mí se quedaba una pareja de bugueros australianos, y en los otros Resorts otros 4 surferos que también se movían en motora. Amaneció sin olas todos los días que ahí me quedé, tres días que aproveché para hacer unas rutas dentro del Parque Nacional O Le Pupu-Pue, pero me fue imposible llegar hasta la cueva Pe'ape'a, formada por un largo tubo de lava volcánica, ya que el camino hacía tiempo que no se limpiaba y lo espeso de la vegetación hizo imposible el paso sin machete. Por lo que volví hacia atrás y continué el camino que llega hasta la costa, cargadísima de vegetación y flora autóctona que crece entre el flujo de lava que atraviesa toda esta zona, a través del bosque de árboles hasta los acantilados de la costa de O Le Pupu, donde rompen las olas dramáticamente cuando hay bastante fuerza de mar.
La siguiente visita fue a Matareva Beach Fales, a 15km dirección suroeste. Otro grupo de fales en una pequeña bahía con 2 playitas de arena blanca, preciosos bancos coralinos y rocas negras volcánicas, donde los habitantes del pueblo han construido fales abiertos para que los visitantes pasen el día de playa bañándose, comiendo o durmiendo en él. El precio de la habitación es de 35T, ó 70T con dos comidas ( desayuno y cena), muy cutres. Los fales son de madera, cerrados, pero con muchas ventanas de tiras de cristales movibles para que haya más circulación de aire en el interior, con mosquitero sobre la enorme cama. No hace calor, pero no están bien cuidados. No se queda nadie, porque no invita a ello. Lo lleva una familia, cuyo marido, borrachuso cuando trinca perras, ha heredado el terreno y están haciendo más fales, pero de cemento. Poco a poco va perdiendo el encanto de la zona, debido a estas estructuras. Tiene varias zonas para inmersión, pero estos días ha habido mar de fondo, y la visión no ha sido demasiado clara. A pocos kilómetros de camino dirección este, a través de la costa de lava, se llega hasta el Resort Sa'moana con una preciosa playa de arena coralina, y hacia el oeste a la playa Return to Paradise, famosa por que se rodó la película del mismo nombre, en 1951, con Gary Cooper, pero no tiene nada de especial, porque no se puede nadar por la poca profundidad que tiene.