1/1- He pasado una semana en Lalomanu, en los Fales de Taufua Beach, al sureste de Upolu. Se compone de unos 15 fales cerrados junto a un gran fale-restaurante-sala de estar, y otros tantos abiertos en la misma orilla de la playa de blanca arena coralina, y rodeados de cocoteros . Los dos primeros dias me quedé en uno de los abiertos. Esto es, sin paredes, pero con unas esterillas enrolladas de fibras plásticas que se pueden bajar si llueve, hace viento o si se quiere algo más de intimidad; rectangular con techo de hojas de palma a cuatro aguas, que no es nada cómodo, aunque la brisa que entra refresca mucho, pero el calor que refleja la arena, a medio día lo hace bastante caluroso. Por tal motivo me cambié al segundo día al cerrado, que está junto al restaurante, donde se desayuna y cena por 70T ( incluído el Fale).
La comida ha sido excelente. Café, te o chocolate en cualquier momento del día. Esa misma noche hubo baile tradicional, y el domingo, como es costumbre aquí, fuimos invitados a almorzar gratis todos los que nos quedamos en el Resort, que éramos unos 20.
Desde la estación de bus del Flea Marquet, las guaguas trasladan a los pasajeros a distintos puntos de la isla . Supuestamente, el sábado, a las 10:30 tenía que haber partido la que cogí, para dirigirse a Lalomanu. Pero el conductor estaba de compras por los mercados de los alrededores, mientras un repleto bus esperaba la salida. Si fuera hacía 27º, dentro, superaba los 35º. Con un fuertísimo sol que calentaba aun más el techo de chapa. La gente con cara de resignación, pero sin decir nada. Es costumbre este tipo de situaciones. Es la Fa'a Samoa, o costumbre samoana. Algunos bajaban y cogían otras, que pasaban por sus destinos. No salimos hasta las 13:10. A los 10 minutos de arrancar, la primera parada fue en un supermercado, porque el conductor algo tenía algo más que comprar. Todos bajaron para en 15 minutos almorzar productos del establecimiento. Y es que esta gente no puede estar par de horas sin tener algo en la boca. En hora y media, tras pasar por hermosísimos lugares, con casas tradicionales todas de madera rodeadas de exuberante vegetación y enormes iglesias de todo tipo de formas, llegamos a la playa de Taufua. Y es que cada poblado, al menos, tiene dos o tres iglesias. No importa que solo hayan 10 o 15 viviendas. Todos mantienen sus iglesias, y sus pastores, que normalmente viven al lado, en mansiones con aire acondicionado, suelen estar casados y tienen hijos. Y también mantienen su comunidad. Cada Aiga ( familia) tiene un Matai ( jefe de mayor edad), que a su vez es apoyado por uno o varios matais más jóvenes, elegidos por él. Hoy en dia puede ser hombre o mujer, pero sigue siendo más del 90% hombres. Los Matais se reúnen en el Fono ( Consejo de gobierno) que es un enorme fale en medio del poblado, para decidir acciones a tomar en los casos polémicos, reparto de ayudas a los necesitados, hacer caminos, y obligar a todos a pagar su contribución con penas de hasta expulsión o quemar sus pertenencias, si no lo hace de acuerdo a lo estipulado. Por otro lado, cada pastor obliga también al pago correspondiente por pertenecer a su comunidad cristiana, bajo las mismas penas. Muchas familias se enorgullecen al oír durante el sermón las astronómicas cifras aportadas a la iglesia. Y existe un tipo de competición entre ciertas familias. Pero muchas veces ese dinero es procedente de los familiares que trabajan en el extranjero y envían para el mantenimiento de sus familias. Hay muchos samoanos que ya no van a misa. Sobre todo los jóvenes. Y las escandalosas historias que cuentan será para escribirlas en un artículo final, y que estoy elaborando con la ayuda de muchos de ellos.
He caminado toda la bahía de Fagaloa, dentro del Area de Conservacion de Uafato, donde bellísimos poblados se asientan a orillas del océano, al noroeste de la isla, y donde la vida tradicional samoana se desarrolla aún con más calma. Gente que tienen sus pequeños cultivos para autoabastecerse, y viven en fales completamente vacíos. Una alfombrilla para dormir, un mosquitero y apenas nada más. No tienen propiedades porque aquí todo se comparte también. Fales de madera sobre un montículo de piedras para nivelar el terreno, donde reposan todo el dia, sobre las alfombrillas de hojas de pandano. Algunos mayores tienen Fales Oloa ( tienditas), aunque abiertos, y desatendidos, porque suelen estar durmiendo en el otro lado de la casa, la mayoría del tiempo ( aquí nadie roba). Y es que a cualquier hora, excepto de 7 a 9, es común ver a todos recostados en sus fales, hasta las 5 o 6 de la tarde. También hay viviendas cerradas, de cemento, pero son muy pocas. La del pastor, una de ellas. Y destaca, en esta zona supuestamente tradicional y de "conservación", las enormes iglesias, de hasta 20mt de altura, pues aquí también los pueblos compiten por quien tiene la iglesia más voluptuosa e impresionante.