29 de enero de 2008

CARAS DE TONGA


























































28 de enero de 2008

Neiafu, otra semana mas

24/1 - Había planeado estar una semana solamente, pero el hacer muy buenos amigos en esta isla, los paseos por diferentes pueblos, y las varias salidas en barcos a visitar otras islitas de los alrededores, me ha hecho quedar una semana más.
El pasado martes fui con Lina, que trabaja en el Backpackers, a visitar a una pareja de vascos que viven en Tapana, una isla desierta algo más al sur. Desde la playa de Ano, frente a la isla, donde coincidimos con una pareja de italianos, Raffaello y Cosetta, que andaban algo perdidos por la zona, y que les pareció buena la idea el dar un saltito a Tapana, Eduardo, el propietario del complejo, nos llevó en su pequeña fuera-borda hasta su casa, donde vive con su mujer Maria. Tienen tres cabañas que alquilan, y un restaurante, "La Paella" , muy conocido en la zona por tener las mejores paellas del pacifico...(!), y los tablaos flamencos que se montan de vez en cuando para animar a los visitantes que se lo piden. Desde el balcon del salón-comedor tienen unas magníficas vistas de la zona sur de Vavau y varias islitas que la rodean. Solo viven ellos, y se puede recorrer con marea baja en media hora. Tienen varias cabras, gallinas y un perro, y cultivan en el interior todo tipo de verduras. Llevan más de 15 años y no echan de menos la ciudad. Anteriormente se dedicaban a viajar por el mundo en su velero, y en uno de sus trayectos conocieron al incombustible Gilberto (Wily, Alí...), el "extravertido".
El miércoles, los italianos me invitaron a compartir con ellos la embarcación que habían alquilado para recorrer varias islas al suroeste de Vavau. A las 9 de la mañana, y en un soleadísimo día, Soki, un marinero de 57 años, que empezó hace 40, con su barca-taxi, más tarde llevando a turista locales, y ahora a los palangis, nos recogía en el muelle para trasladarnos primeramente al Jardin Japonés, una gran baja de arena con varios arrecifes de coral y con abundante vida marina, entre la isla Mala, famosa por su pequeño y único resort de asequible precio, con una playita de blanca arena, y la isla de Kapa para hacer nuestra primera inmersión con gafas y tubo. No me sorprendió mucho. Mas tarde, al veril de la isla A'a, con una profundidad de más de 30mt y azul profundo. Antes de lanzarme pregunté a Soki si en esta zona había tiburones. La respuesta fue tajante: NO. Intentando probar mi capacidad pulmonar y aguante, y habiendo descendido unos 6mt, tuve mi primer sorprendente encuentro: un tiburón gris de algo más de metro y medio, de aleta moteada blanca apareció entre del coral del veril frente a mí. Creo que él se asustó más que yo. Rápidamente llamé a los italianos que estaban cerca para que lo vieran allá abajo. Era uno solo, y muy joven. Cosetta no resistió. Asustada pedía que llamara a la embarcación para salir de ahí. Un buen rato estuvimos, Raffaello y yo, observando los lentos movimientos del pequeño escualo hasta que se perdió en el gran azul. De vuelta al barco la única conversación fué la imagen del tiburón tan cerca de nosotros, mientras nos movíamos entre la multitud de islitas que hay en esta zona, hasta que llegamos a Nuku, otra de no más de 200mt de diámetro, en la que vive una anciana en una cabaña de madera. Tiene en su extremo una punta de arena coralina muy blanca y está bordeada por altísimos cocoteros, un interior muy poblado de vegetación, y una zona para inmersión entre el coral bastante bonita. Como los niños están de vacaciones, no estaba sola. Junto a su hija, dos nietas y cuatro bisnietos, se encontraba en esos momentos tejiendo un Tapa. Mi curiosidad me hizo entrar y hablar con la familia. Me contaba su hija que los palangis no accedían a su terreno, sino que desde lejos un malo e lelei o bye bye era la única señal que hacían. Su marido se encontraba en la isla de enfrente haciendo unas gestiones, y su embarcación se veía allá varada. La comida estaba casi hecha y me ofrecieron almorzar, pero no era cuestión de abusar de su hospitalidad. Acepte los dos cocos jóvenes que la nieta me bajó de la palmera para compartir su riquísimo líquido y tierna carne con mis compañeros de viaje.
Mientras los italianos "margullaban" la zona, varias horas de sol en el techo de la cubierta de la embarcación me relajaba, escuchando en mi mp3 música de Jose A. Ramos. Terminamos nuestra aventura con el barco dentro de una de las Cuevas Swallows de la isla Falevai, de basalto puro, y la última inmersión en la zona, saliendo de la cueva y bordeando el veril, que podría tener una profundidad de algo más de 40mt. Y la segunda sorpresa del día, la extraordinaria imagen, para no olvidar, que me regaló una tortuga que nadaba lentamente, y en la que se reflejaban los rayos del sol, envuelta de un azul profundo.

27/1 - Otro domingo en Neiafu. Y hoy toca visita a la isla de Ofu, o también Kolo Fala Hola, donde vive la familia de Lina. Fuimos invitados los italianos, Nick (un británico que lleva varios dias durmiendo en mi habitación), Mita, su mejor amiga (una señora hindú casada con un fijiano, y que también ha sufrido las iras de algunos nativos por tener negocios en Tonga), y yo.
El pasado año Nuku'alofa ardió por muchos lugares. Casi 40 tiendas y almacenes fueron pasto de las llamas como consecuencia de las manifestaciones en contra del gobierno, el nuevo rey y los extranjeros con comercios en el país. Con una población de casi 150.000 habitantes, otros 125.000 trabajan en el extranjero, principalmente en Australia y Nueva Zelanda. Entonces, de que se quejan estos individuos? Además, sus formas de vivir en los paises desarrollados deja mucho que desear, según palabras de los australianos! Y lo viví mientras me hospedaba en Nuku'alofa, en el Misa G.H., con una familia tongana que vino de vacaciones desde Nueva Zelanda, donde todos están trabajando y los niños estudiando. Pero esto será otro artículo que escribiré más adelante.
Volviendo al santo domingo, el primo de Lina nos recogió en el antiguo muelle de Neiafu, que aunque no es en sí un muelle, se sube a las embarcaciones a través de una pasarela de madera o desde la embarrada orilla, en su pequeña embarcación local de madera de 5mt, techada, con un viejo motor fuera borda de 15hp. En 30 minutos, con una ligera lluvia y calma chicha, llegamos a la isla.
Habitan unos 250 nativos, entre 20 familias. Hay tres iglesias instaladas: la Cristiana, la Tongana libre y la de Jesucristo de los últimos dias ( mormona). Entre todas ellas se reparten a los felices feligreses. El padre de Lina heredó la casa donde suelen ir los fines de semanas, y en vacaciones, y donde hoy hemos sido invitados a almorzar.
A las 10 en punto el segundo toque de campana avisaba que iba a comenzar la misa. Menos el inglés que está hasta los mismo cojones de tantas absurdas religiones, todos asistimos. Bueno, yo a comparar la calidad acústica y de coros, y como siempre a ser muy crítico con lo que veo... Tampoco fue para tanto. Ésta tampoco se llenó, pues éramos no más de 40. Mientras algunos dormían durante el sonoro y agresivo sermón, otro leía el periódico, y otros iban entrando mucho más tarde. A las 10:28 entró el último. Ya éramos casi 60. Solo duró una hora.
El pueblo no mide más de 300mt, y todas las casas están situadas tras el camino de arena junto a lo que podría llamarse playa, con cocoteros que llegan al mar, y las iglesias en el centro. El día anterior se había celebrado el entierro de una vecina de 65 años, y hoy todo el poblado vestía riguroso negro, con faldón o Ta'ovala.
A las 12 almorzamos en la casa, Taro, Fruto del Pan, Pescado en leche de coco, Pele y Lu, Hojas de Taro con leche de coco en su interior hecho en un Umu ( un agujero en la tierra de una cuarta de profundidad por 1mt de ancho donde se introducen piedras, se les prende fuego, para más tarde quitar los rescoldos e introducir también el alimento a calentar, y se tapa con grandes hojas verdes, o de plataneras, y tierra, durante 1 o 2 horas, para luego ser retirado y extraído ya cocinados), Pollo con curry, Ensalada y Papaya.
Tras la copiosa comida paseamos por el poblado. Los hombres estaban reunidos en una sesión de Kava, y las mujeres en una de las casas donde se estaba preparando la comida comunal por tercer día consecutivo, en recuerdo de la fallecida. Es costumbre general hacer duelo durante casi dos semanas, corriendo todos los gastos por parte de la familia del difunto. Casi siempre es parte, o el total, del dinero que mandan los hijos currantes que están fuera de Tonga. Para tal evento había instalada una enorme carpa con una larga mesa y sillas donde todos se reúnen para comer. Muy común en estos actos. La casa de la fallecida estaba adornada con guirnaldas de tela y banderines de colores.
Mas tarde atravesamos la isla en varias direcciones para visitar sus tres playas de blanca arena. Pero nuevamente la lluvia volvió a estropear la excursión. Varios furiosos chaparrones nos hicieron protegernos en la casa. La vuelta antes de tiempo a Neiafu, bajo la intensa lluvia, nos hizo quedar definitivamente en el hostal correspondiente. La pareja de italianos se quedan en el mejor hotel de Vava'u, el Paradise International Hotel, que cuesta 220n.z.$(120€) la noche, con desayuno de café o té, tostadas, mantequilla y mermelada incluido, y que esa mañana apenas pudieron comer porque a las 7:30 los camareros estaban muy cansados, charlando tranquilamente. Tampoco se caracteriza por buenos almuerzos o cena. Sólo tienen pescado frito con papas, y pizzas. Y yo por 20$ pa'anga (que ya me han descontado 5$ por noche por larga estancia!), con cocina comunal, pero que por 4$ o 6$ salgo aquí al lado a traerme la comida de los puestitos de la calle. Ya, lo único que me queda por hacer es esperar hasta el miércoles que vuelve el barco a Nuku'alofa, y hace una parada en Lifuka, la isla principal del grupo de las Ha'apai, donde bajaré para quedarme una semana.

17 de enero de 2008

Islas Vava'u, al norte del archipiélago

16/1 - Continúan las lluvias, y las previsiones dice que lo hará, al menos, una semana más. Las lluvias son por ratos torrenciales. Y es que están siendo atravesadas, casi todas las islas del sur, por una larga y lenta depresión, resto del anterior ciclón. Vientos a veces tan fuertes que no se puede ni utilizar el paraguas por que lo rompe las rachas desordenadas que vienen por cualquier lado. Han habido olas grandes en la costa noroeste, pero imposible de surfear por el fuerte viento del norte que les da muy mal.
Una semana en la capi y poco he podido hacer sino pasear por el Mercado Talamahu, donde se mezclan las verduras, frutas, comidas caceras como las bandejitas preparadas para llevar por 4$, con Taro y pescado, pollo o cordero, diversas tipos de tartas, dulces, piñas sancochadas, con puestos de trabajos artesanales, largas alfombras de Tapa pintadas... En la planta alta, más trabajos artesanales en madera, en diente de ballena o hueso de vaca de bastante calidad, puestos de ropa y de música. Fuera, casetas con ropa se mezclan con las tienditas o Fale Koloa, algunas regentadas por chinos, y mesas con Tomates, Papas o Cebollas, y bolsas, en el suelo, hechas de hojas de palmas verdes conteniendo decenas de kilos de Taro, Manioque o Tapioca, Kumala o Batata, Cocos pelados, Hojas de Taro, de Pele, Bananas...
Es tán barato comer aquí...
El sábado es el día de más movimiento, y es cuando todos los que tienen algo plantado en sus tierras lo traen para vender. También en otros mercadillos, que se hace en algunas partes de la ciudad, al borde de la carretera. Y aquí algunos, desde el viernes, montan pequeñas casetas para dormir junto a su mercancía para no perder el puesto.
Por toda la ciudad hay montados algunos Fale Koloa que se especializan en BBQ ( o barbacoa) de pollo o cordero, con Taro o Fruto del Pan, para llevar, en bandejita de corcho, por 4$.
En bici me dirigí hasta Lapaha, a casi 15km, un poblado de tumbas piramidales de antiguos reyes construidas hace mas de 3.300 años, pero es preferible hacerlo en bus. Es mucho menos agotador, y da tiempo para coger otro y llegar hasta el Ha'amonga'a Maui, ( el "Stonehenge del Pacifico"), gigante arco de piedras rectangulares de 5mt de altura, construido hace 1.800 años. Se puede continuar dando la vuelta a la isla y llegar hasta Houma al sur-oeste de la isla, para visitar los cientos de bufaderos Mapu'a 'a Vaca, a lo largo de la costa.
Estuve en una boda tongana en la Basilica de S. Anthony of Padua, con una afluencia de 9 invitados, y asistí a dos bailes tradicionales. Los martes y jueves el Centro Nacional hace una cena-buffet con una ceremonia de bienvenida de kava, seguido de un baile tradicional, el Hotel Dataline cada miercoles, el Restaurante Liku'alofa en la playa de Ha'atafu los miercoles y viernes, y el Good Samaritan Inn cada viernes. Aunque tiene un trasfondo turístico, algunas familias viven de esto. Y el público mayoritariamente es local.
A diferencia de los vigorosos bailes de las Islas Cook o Fiji, el tongano es más armonioso, de lentos movimientos de manos y cuerpo, apoyado sobre las piernas juntas y sin mover. Detrás, el grupo musical, cantando, y que con ukeleles, guitarras y tambores de madera, marcan el ritmo. El "Tau'olunga" es el baile en solitario, con el cuerpo cubierto de aceite de coco, pelo suelto, elaboradísimo traje de pandano, con flores, conchas, semillas, y flores en la cabeza, y un grupo de acompañantes de hasta seis componentes. En el "Ma'ulu'ulu", el baile femenino sentado con las piernas cruzadas, el movimiento de la parte alta del cuerpo marca los ritmos con los brazos, manos y dedos. El masculino es el "Lakalaka". Pero donde más furia hay es el "Kailao" o danza guerrera, que se baila con armas tradicionales de madera. Pero el que más llama la atención es el "Fakapale" ( o literalmente "ponle precio"), donde los espectadores llegan hasta los que danzan y en sus aceitosos cuerpos pegan billetes como regalo ante su admirado baile. Antiguamente esos regalos estaban constituidos por Tapas ( o esterillas de pandano). Cuando hombres y mujeres bailan juntos lo hacen con movimientos diferentes.

19/1 - Ahora me encuentro en Neiafu, la capital del grupo de las Vava'u, al norte del archipiélago. He tenido que coger un pequeño avión, de 8 pasajeros, porque se encuentra muy alejado, a casi dos días de barco, o 2 horas de vuelo.
Esta es una de las más montañosas, con una altura máxima de algo más de 130mt. Es la segunda isla más grande, y está rodeada por unas 60 pequeñas islas muy cerca unas de otras. Es conocida por los navegantes de cruceros por su bellísima vida marina y sus innumerables actividades acuáticas, por mochileros y viajeros que buscan la experiencia de la vida tradicional, cultural y relajada de sus pocas islas pobladas. De aguas tan transparentes que en algunas zonas es posible ver hasta los 30mt. de profundidad. De junio a Octubre, el paso de las ballenas hace llegar a muchísimos turistas dispuestos a nadar entre ellas.
Con una población de unos 17.000 habitantes, Neiafu es su capital, y el pueblo más pintoresco de Tonga, con 1 puerto principal para embarcaciones de recreo, de pasajero y de mercancías, el Puerto del Refugio, y otro, el antiguo, para pequeñas embarcaciones locales. Algunas tiendas turísticas de trabajos artesanales, y de alimentos, bares con vistas a la bahía y al puerto, y un mercado, el Utukalungalu, con verduras, frutas, comidas preparadas y artesanía. Los sábados es el día de más movimiento. Vienen muchísimos nativos en busca de la compra barata, ya que es cuando más puestos se montan. Incluso hasta un mercadillo de ropa de segunda mano. La pescadería se encuentra al otro lado del muelle, y es bastante barato. Aunque comer en los restaurantes es algo caro, ya que sólo van los turistas, lo hago en la trasera del mercado donde hay tienditas de comidas preparadas en el momento, en platos de plástico o envueltas en papel de aluminio, para los que curran en el lugar, o en las pequeñas casetas de madera donde también hacen BBQ para llevar. Ambas son Fale Koloas.
Aquí también llueve a ratos. Me estoy quedando en el hostal Adventures Backpackers, el más económico de aquí, 25 pa'angas, en una habitación compartida de cuatro camas en la que sólo duermo yo, baños exterior y con cocina de libre uso.
Los miércoles el bar Tongan Bob hace fiesta Drag, con actuaciones de varios transformistas. Es divertidísimo ver a la gente disfrutar del evento. Y es que en esta religiosa sociedad, el "Fakaleiti" ( o mariquita), no está bien visto. Pero el show de este tipo cambia la actitud de algunos pocos.
Estaré 6 días, y el miércoles de cada semana que hay un barco rumbo a Nuku' alofa hace varias escalas, una de ellas algo mas al sur, en la isla de Lifuka, grupo de las Ha'apai, y donde pienso pasar dos semanas, una de ellas en una isla casi desierta, en la que hay solo dos sitios para quedar, y rodeada de blanca arena coralina y cocoteros "que beben del mar...". Mireusté!.

11 de enero de 2008

MALO E LELEI... TONGA!!

9/1 - La noche anterior coincidí en la habitación en Suva con 2 japonesas que también viajaban a Tonga, y juntos cogimos un taxi la siguiente mañana hacia el aeropuerto de Nausori-Fiji. Salimos a las 9:15, hora fijiana, o sea "a las 9:40". Tras dos horas y media de tranquilo vuelo se convirtió la última media en convulsionados saltos y meneos, ya que por segunda vez vuelvo a gozarme otro ciclón, el Elisa, que está a punto de tocar el archipiélago de Tonga. Una torrencial lluvia nos esperaba a la llegada.
Compartimos habitación en el Misa's Guest house, en Nuku'alofa, la capital de la pequeña isla de Tongatapu. Bastante baratito, 15 pa'anga p.p. (1e= 2,85$T) para lo céntrico que se encuentra. Aunque es una ciudad algo grande, toda la movida comercial y gubernamental se encuentra dentro del perímetro del mercado. El resto está muy esparcido. Es necesario la bicicleta para los movimientos por los alrededores, o el mini-bus, que aunque no son muy frecuente sus salidas, es la forma más económica. Se les oye venir por su estridente música disco que parece no molestar a los pasajeros. Apenas he podido ver la ciudad. Llueve fuertemente a ratos, con vientos de hasta 80km/h y no todos los negocios han abierto. Estamos esperando que el ciclón cambie de dirección y vuelva la vida normal.
Tonga es un pequeño reino en el sur del Océano Pacífico, con +13 horas sobre el horario del meridiano Greenwich. No es un destino turístico en sí. Apenas se ven extranjeros por las calles, a no ser los que están aquí afincados con sus negocios. Consiste en 170 islas, de las cuales solo 40 están habitadas y están divididas en tres grupos principales: Tongatapu, siendo Nuku'alofa la capital, Ha'apai y Vava'u.
Nuku'alofa es la residencia del rey Siaosi Tupou V. La familia real es tratada con gran reverencia, aunque tras la muerte de su padre Taufa'ahau Tupou IV, ha decrecido notablemente el aprecio al nuevo monarca, debido a su fama de ser extraordinariamente pomposo. También es donde se encuentra las tumbas reales, las de Tupou IV, y la reina Salote, su madre. Estaré aquí una semana para recorrer los lugares mas interesantes y luego hacer unos saltos por las islas de los alrededores.

13/1 - Es domingo en Tonga.
Hoy no se ve ni los perros en las calles. Todo está prohibido. No hay tiendas abiertas, no hay servicio de bus ni taxi, no se puede lavar la ropa, ni bañar en el espigón que se está construyendo para el nuevo muelle de la capital, ni tan siquiera pescar. No se debe hacer el menor ruido, pues es el día de descanso para todos y está completamente dedicado a la iglesia, y a dormir. Sólo se ven coches particulares con familias dirigiéndose a sus correspondientes iglesias.
El tongano es extremadamente religioso. O eso parece. Desde las 10 de la mañana que comienzan los actos, que suele durar una hora, y en casi todos los pueblos hay representación de las diferentes congregaciones, hasta las 9 o las 10 de la noche que concluyen, las calles se llenan de cantos religiosos melódicos. Algunos colegios aprovechan también a medio dia para las lecturas de la Biblia, con participación de profesores, alumnos y algunas madres. Por la tarde, sobre las 4, de nuevo se asiste a misa. Es asombroso, para nuestra cultura, oír los desmesurados gritos con los que muchos pastores, que vestidos de chaqueta negra y corbata, y sudando a chorros, como fuentes de agua, se dirigen a sus feligreses, sobre todo cuando están interpretando alguna lectura de la Biblia. Los más pequeños no aguantan mucho, y salen a corretear. Algunos mayores salen de vez en cuando a coger fresco, mientras otros muchos van llegando "a sus horas". Casi la cuarta parte de ellos van entrando hasta media hora mas tarde de haber comenzado. Mas del 99% del país se identifica con la Iglesia Cristiana, el 41% con la Iglesia libre Wesleyana, el 16% Católicos romanos, el14% Iglesia de Jesucristo de los últimos días (mormones), el 12% Iglesia libre de Tonga, y en pequeñas comunidades, Pentecostés, Anglicanos, Adventista del séptimo día, Testigos de Jeováh, Baha'i, Islam e Hinduista.
Los ministros de las iglesias (Faifekau) son altamente respetados, y son retribuidos con las donaciones recogidas en sus distritos. La mayor parte del dinero del ingreso de las familias va destinado a ellos, incluso algunos se obligados a vender sus bienes heredados en los mercados para las donaciones anuales a la iglesia.
Rancheras cargadas de alegres feligreses en traje negro y faldón de Ta'ovala (hechas de tiritas de hojas de pandano) y Kie Kie que visten las mujeres, y que son especie de trenzas del mismo material, que se pone para estas ocasiones. Solo algunos palangis, (los de fuera, o los de distinta piel), como yo, paseando en bicicleta, disfrutando de la tranquilidad de las calles y el silencio, que se ve perturbado en muchas ocasiones por el sonido de fondo de los cantos religiosos polinesios que provienen de las tantísimas iglesias (algunos dicen que hay mas iglesias que casas!!), que hay por los alrededores. A medio día es la hora de almorzar. Todos a casa. La familia se reúne para comer (mejor dicho... embostar) y luego reposar, o sea "la SIESTA". Por la tarde-noche grupos de diferentes comunidades, o colegios, cantan en sus iglesias, dirigidos por un director, que con un lápiz o un rollo de hoja de papel, como sustituto de la batuta, marca los hermosos cambios de ritmo del grupo. Desde la barandilla del balcón de mi hostal, mientras leo y tomo té, el sonido envolvente me hace dejarlo todo y bajar hasta la iglesia de donde proviene tan magnificas notas musicales. Soy el único "palangi", y ni si quiera vestido para la ocasión, pues es de respetuoso deber vestir al menos una camisa de cuello alto. Pero nadie me dice nada. Todos saben "que no soy de aquí".
Lo más sorprendente es encontrar las panaderías abiertas un día como hoy. Y es que el anterior rey, Tupou IV, obligó a las autoridades religiosas del lugar a ceder en tan radical orden del "cierre total". Colas de coches, furgones y rancheras cargados de feligreses, y mucha otra gente, se amontonan a las puertas a partir de las 5 de la tarde. Tantas horas de religiosa tradición, hace necesario comer y beber algo. Y esto es de agradecer por todos.

8 de enero de 2008

Ritual sagrado del Kava

He de confesar que este viaje por las Fiji no ha sido lo que esperaba, o realmente buscaba. Este es un pueblo, ya, con muy poca identidad. Si Hawaii perdió sus orígenes por la enorme oleada de americanos invasores, las Fiji no ha sido menos. Los predicadores llegados desde 1830 fueron haciendo desaparecer toda vinculación de los indígenas con sus antiguas tradiciones. Ni siquiera los bailes originales ha quedado. Ni la ropa tradicional. En muy contadas excepciones usan lo que creen parecido. Y por lo que he podido observar, sobre todo en el Bula Festival, o en la celebración de la Navidad, o no las usan o, si lo hacen, no están muy a gusto con ellas puestas. Y es que realmente parece que no lo viven. La gente joven pasan mucho de las tradiciones, y los mayores tampoco se ven muy interesados en expandirlas. No hay escuelas de bailes. De comidas, ni imaginar se puede la cantidad de porquerias fritas que se meten en el cuerpo. Y tanto presionar al chino o al hindú y se puede ver los restaurantes de éstos llenos de fijianos. Los restaurantes locales de comidas rápidas se caracterizan, la mayoria, por las papas fritas y salchichas. Hasta los chinos lo tienen en su menú.
Ya sólo queda el ritual de la Yaqona, o Kava, que se compone de un Tanoa o bowl de madera para verter el kava, varios Bilos o medias cascaras de coco pulidas como recipiente, la Yaqona, o Grog que es el polvo de raiz de una planta de la pimienta, que se consigue al ser machacada en un recipiente de metal, muy peculiar en el pacifico. Todos sentados sobre el Tapa, Malo o Masi, una alfombra de tiras entrecruzadas sacadas de las hojas secas del pandano (aunque las mujeres siempre han quedado fuera del ritual, hoy en dia ya se sientan juntos, pero detrás de los hombres), con las piernas cruzadas, alrededor del Tanoa donde se ha vertido, según los intervinientes la cantidad adecuada de yaqona, y agua, se consigue un canelo ungüento, de peculiar olor. Con un manojo de Mangi mangi o fibras de alguna planta particular, como la del coco, se consigue una especie de colador donde queda atrapado todo resto que no ha sido bien triturado. Otros optan por ponerla en una tela, como el pañuelo musulmán, y estrujarlo dentro del agua, procedimiento mucho más rápido y sencillo. El que está sentado a la izquierda, da la señal cuando cree que la infusión es la correcta. Removiendo el líquido elemento, se procede a recogerlo con un bilo por el sirviente, depositándolo en el bilo del receptor. Cuando se trata de un invitado especial, éste beberá primero, siendo segundo el más viejo o mayor cargo religioso o politico del pueblo, y así sucesivamente hasta completar toda la ronda. Mediante la palabra BULA! , se agradece la toma, mientras todos dan tres palmadas. Tras beberlo de un trago, todos vuelven a dar palmadas, algo mas rápido, y se devuelve el bilo, siguiendo la ronda de la misma manera.
Lo cierto, para mí, es que este ritual es bastante pasteleoso. Es una bebida que ha casi nadie gusta. Es terroso, algo narcotico que deja la punta de la lengua algo dormida y nada placentero, como podría ser una copa de buen vino. Mas o menos, cada 10 minutos, tras una charla, algunos optan por fumar, otros por pizquear, se vuelve a repetir. Alguien suele decir... Taki? ( otra rondita?). Puede durar horas... El fijiano es muy bebedor. Cualquier lugar, cualquier momento es bueno, y siempre tiene algo que celebrar. La raiz de la Yaqona es un sagrado regalo (sevusevu) para el Turaga-ni-koro (jefe de cualquier poblado en Fiji), y por el que siempre se consigue su autorización para entrar en el poblado. Incluso hasta para poder surfear olas en el arrecife frente al poblado, o subir una montaña que se encuentre dentro de su comarca. Tras una pequeña ceremonia de bienvenida con el regalo, se suele contar (Talanoa) ...de que pais vienes, como es tu familia, que haces... alrededor del Tanoa. Te acostumbras a contar, y recontar, tu vida infinidad de veces.
Lo mejor de las islas Fiji es la amabilidad y la constante sonrisa de un pueblo muy pobre. Lo peor, las tremendas borracheras que se cogen, muy a menudo, siendo a veces unos tipos muy peligrosos. Los viernes es dia de desenfrenada marcha, hasta las 4 de la mañana, organizándose casi siempre tremendas peleas. Los sábados a las 12 de la noche cierran todos los locales, porque el domingo es muy sagrado y no se puede molestar a nadie con ruidos. La particular manera de beber de esta gente es escalofriante, al menos para los que estamos acostumbrados a beber y charlar humanamente. Al igual que el ritual del kava, un vaso de esos de 250cc, es llenado más de su mitad, y bebido de un trago. El vaso va rondando por el grupo sentado alrededor de la mesa del pub, bar, discoteca o sala de fiesta, pero esta vez las rondas son mucho más rápidas. 40 minutos y numerosas litronas es lo que tardan los grupos con los que he salido en empezar a cogerse tremendas borracheras. Afortunadamente para mí, respetan mi petición de sólo un cuarto de vaso. Soy de los pocos extranjeros que se unen a los locales a fiestear. Otros son componentes de ONG's que están viviendo de momento en Fiji, o aprovechando sus vacaciones para ayudar a los necesitados. Es temporada baja, y apenas hay turismo, por lo que no estoy teniendo problemas para encontrar habitaciones, y a la vez precios mas reducidos por estancias de más de tres días en el mismo lugar.

6 de enero de 2008

Noche Vieja en una isla desierta

31/12 - El fin de año lo quería pasar de una manera algo distinta. Y que mejor que en una isla donde solamente habitan dos familias fijianas. La Isla de Caqalai. Y que junto con la isla de Leleuvia son la joya del grupo Lomaiviti, al este de Viti Levu, la principal de las Fiji.
A las 11 de la mañana del domingo, justo con la marea alta, una pequeña embarcación a motor nos recogió a mí y a una pareja de suecos en el muelle de Levuka para, en 40 minutos, llevarnos a la isla. Un día completamente despejado y sin viento. Durante el trayecto, el capitán esquivaba algunos bancos coralinos, pasando cerca de varios islotes desiertos. Al llegar otra pareja de franceses, que habían venido dos días antes, y la familia que lleva este pequeño complejo de burés y casas de madera, nos esperaban en la orilla de la playa. Una playa de blanca arena coralina, palmeras y arboleda que justo llega hasta la orilla. Una orilla llena de cocos caídos o arrastrados por la corriente, y que tras quedar varados en la arena comienzan a echar raíces y crecer otra palmera. Se da la vuelta a la isla con marea baja en 20min. El interior está completamente lleno de árboles, plantas imposibles de atravesar sin salir magullado, y muchísimas aves. Por 38$ se puede dormir en habitación compartida, o en burés doble por 48$/p., y tres comidas diarias, que es anunciada al sonar de una caracola a la hora de comer.
Se compone de 10 burés de bambú y hojas de palmeras, una casa de madera con 12 camas, retretes exteriores, dos duchas, un salón comedor, otro apartado para las reuniones locales (charlar o beber kava), o para la misa del domingo, cuando viene el párroco de la vecina isla de Moturiki. Y es que esta isla fue un regalo del jefe local a la comunidad Adventista, que son los que la trabajan, y todo el dinero conseguido lo invierten en educación para los niños de Moturiki. Aquí el coral es muy bonito. De la orilla hasta unos 25mt es donde abundan los peces de brillantes colores y los corales de infinidad de formas. La profundidad puede llegar hasta los 10 o 15mt.
A la 7 de la noche de fin de año, el sonar de la caracola llamaba a todos. Kaivalangis (literalmente: gente del extranjero) y fijianos, reunidos en una larga mesa, para celebrar la última cena del 2007, y otra mesa con una gran cantidad de comida: Taro, Kasava, Kokoda (pescado marinado en limón horas antes y servido con Lolo (leche de coco) y cebolla, pepino, tomate, Raw Raw (hojas de Dalo o Taro) en lolo, Pollo con curry, Fideos chinos, Carne de cerdo, Lechuga, Piña... El mayor de la familia bendijo la mesa con una pequeña charla de agradecimiento, y todos a comer. A las 10 nos invitaron a misa, que siempre dura hasta la media noche, pero como excepción por nosotros terminó a las 11:30. Y a las 12, una gran hoguera y el lanzamiento de algunos voladores locales, nos anuncian la llegada del 2008. En pocos minutos la sala de misa se llena de gente, que alrededor del Tanoa (recipiente ovalado para el Kava), 2 guitarras y un Ukelele, comienzan la sesión de bebida y cantos locales y religiosos, que se alargaría hasta las 5 de la madrugada. Casi 50 litros de Yaqona, o Kava.
Al medio día siguiente nadie se aguantaba en pie, del dolor de cabeza. Y no es una bebida alcohólica en si, pero sí narcótica, y si se toma en cantidades grandes puede llegar a sentar mal. Pero eso no impidió que la siguiente noche continuara otra sesión, con guitarras y jugando a Bindibindi (tablero de madera con agujeros en los extremos, fichas blancas, negras y una roja, y que hay que introducirlas por ahí para ganar). Esta vez acabaron prontito. A las 2 de la mañana...?
El miércoles 2, otra embarcación nos llevó a los suecos, a mí y a varios locales al embarcadero de Waidalice, en Viti Levu, donde cogimos un minibus hasta Suva. Desde ahí otro bus me llevaría al Parque Forestal de Colo-I-Suva, a 11km, donde me quedaría tres días en el Raintree Lodge a la espera de que cesara la lluvia para hacer un pateo por el interior. Por 26$ dormí en una habitación compartida con una cama y una litera. La segunda y tercera noche me acompañó un alemán que llevaba una semana intentando ir a Rotuma, pero que el mal tiempo había hecho cerrar su aeropuerto. En los tres días no paró de llover. Y fue precisamente el cuarto, cuando tenía previsto volver a Suva, cuando amaneció completamente despejado. Una pareja de británicos también vendría conmigo. Casi 7km de caminos que rodea todo el parque y que pasa por varias piscinas naturales y la cascada Waisila, con varias caídas, mesas y sillas de maderas para picnic, y con unas extraordinarias vistas sobre la inmensa arboleda y la bahía de Suva. Terminamos bañándonos en la cascada para quitarnos todo el barro del camino.
La llegada a la capital, por la tarde, vendría acompañada de una fortísima lluvia torrencial de 3 horas que inundó parte de la ciudad. La suerte estaría esta vez de mi lado. Esto ocurría mientras tendido en mi cama de habitación compartida con 6 literas y otras 2 camas individuales, descansaba en el Apartamento-motel Sunset, el más barato y limpio de Suva.
Hoy es domingo, una vuelta por la ciudad. Apenas hay gente. A las 10 están todos en misa. Luego, marchan a casa a comer y disfrutar del día con la familia. Unos pocos, van a comer a los escasos locales abiertos que precisamente son hindúes o chinos, porque los cristianos cierran por orden de dios.