9/1 - La noche anterior coincidí en la habitación en Suva con 2 japonesas que también viajaban a Tonga, y juntos cogimos un taxi la siguiente mañana hacia el aeropuerto de Nausori-Fiji. Salimos a las 9:15, hora fijiana, o sea "a las 9:40". Tras dos horas y media de tranquilo vuelo se convirtió la última media en convulsionados saltos y meneos, ya que por segunda vez vuelvo a gozarme otro ciclón, el Elisa, que está a punto de tocar el archipiélago de Tonga. Una torrencial lluvia nos esperaba a la llegada.
Compartimos habitación en el Misa's Guest house, en Nuku'alofa, la capital de la pequeña isla de Tongatapu. Bastante baratito, 15 pa'anga p.p. (1e= 2,85$T) para lo céntrico que se encuentra. Aunque es una ciudad algo grande, toda la movida comercial y gubernamental se encuentra dentro del perímetro del mercado. El resto está muy esparcido. Es necesario la bicicleta para los movimientos por los alrededores, o el mini-bus, que aunque no son muy frecuente sus salidas, es la forma más económica. Se les oye venir por su estridente música disco que parece no molestar a los pasajeros. Apenas he podido ver la ciudad. Llueve fuertemente a ratos, con vientos de hasta 80km/h y no todos los negocios han abierto. Estamos esperando que el ciclón cambie de dirección y vuelva la vida normal.
Tonga es un pequeño reino en el sur del Océano Pacífico, con +13 horas sobre el horario del meridiano Greenwich. No es un destino turístico en sí. Apenas se ven extranjeros por las calles, a no ser los que están aquí afincados con sus negocios. Consiste en 170 islas, de las cuales solo 40 están habitadas y están divididas en tres grupos principales: Tongatapu, siendo Nuku'alofa la capital, Ha'apai y Vava'u.
Nuku'alofa es la residencia del rey Siaosi Tupou V. La familia real es tratada con gran reverencia, aunque tras la muerte de su padre Taufa'ahau Tupou IV, ha decrecido notablemente el aprecio al nuevo monarca, debido a su fama de ser extraordinariamente pomposo. También es donde se encuentra las tumbas reales, las de Tupou IV, y la reina Salote, su madre. Estaré aquí una semana para recorrer los lugares mas interesantes y luego hacer unos saltos por las islas de los alrededores.
13/1 - Es domingo en Tonga.
Hoy no se ve ni los perros en las calles. Todo está prohibido. No hay tiendas abiertas, no hay servicio de bus ni taxi, no se puede lavar la ropa, ni bañar en el espigón que se está construyendo para el nuevo muelle de la capital, ni tan siquiera pescar. No se debe hacer el menor ruido, pues es el día de descanso para todos y está completamente dedicado a la iglesia, y a dormir. Sólo se ven coches particulares con familias dirigiéndose a sus correspondientes iglesias.
El tongano es extremadamente religioso. O eso parece. Desde las 10 de la mañana que comienzan los actos, que suele durar una hora, y en casi todos los pueblos hay representación de las diferentes congregaciones, hasta las 9 o las 10 de la noche que concluyen, las calles se llenan de cantos religiosos melódicos. Algunos colegios aprovechan también a medio dia para las lecturas de la Biblia, con participación de profesores, alumnos y algunas madres. Por la tarde, sobre las 4, de nuevo se asiste a misa. Es asombroso, para nuestra cultura, oír los desmesurados gritos con los que muchos pastores, que vestidos de chaqueta negra y corbata, y sudando a chorros, como fuentes de agua, se dirigen a sus feligreses, sobre todo cuando están interpretando alguna lectura de la Biblia. Los más pequeños no aguantan mucho, y salen a corretear. Algunos mayores salen de vez en cuando a coger fresco, mientras otros muchos van llegando "a sus horas". Casi la cuarta parte de ellos van entrando hasta media hora mas tarde de haber comenzado. Mas del 99% del país se identifica con la Iglesia Cristiana, el 41% con la Iglesia libre Wesleyana, el 16% Católicos romanos, el14% Iglesia de Jesucristo de los últimos días (mormones), el 12% Iglesia libre de Tonga, y en pequeñas comunidades, Pentecostés, Anglicanos, Adventista del séptimo día, Testigos de Jeováh, Baha'i, Islam e Hinduista.
Los ministros de las iglesias (Faifekau) son altamente respetados, y son retribuidos con las donaciones recogidas en sus distritos. La mayor parte del dinero del ingreso de las familias va destinado a ellos, incluso algunos se obligados a vender sus bienes heredados en los mercados para las donaciones anuales a la iglesia.
Rancheras cargadas de alegres feligreses en traje negro y faldón de Ta'ovala (hechas de tiritas de hojas de pandano) y Kie Kie que visten las mujeres, y que son especie de trenzas del mismo material, que se pone para estas ocasiones. Solo algunos palangis, (los de fuera, o los de distinta piel), como yo, paseando en bicicleta, disfrutando de la tranquilidad de las calles y el silencio, que se ve perturbado en muchas ocasiones por el sonido de fondo de los cantos religiosos polinesios que provienen de las tantísimas iglesias (algunos dicen que hay mas iglesias que casas!!), que hay por los alrededores. A medio día es la hora de almorzar. Todos a casa. La familia se reúne para comer (mejor dicho... embostar) y luego reposar, o sea "la SIESTA". Por la tarde-noche grupos de diferentes comunidades, o colegios, cantan en sus iglesias, dirigidos por un director, que con un lápiz o un rollo de hoja de papel, como sustituto de la batuta, marca los hermosos cambios de ritmo del grupo. Desde la barandilla del balcón de mi hostal, mientras leo y tomo té, el sonido envolvente me hace dejarlo todo y bajar hasta la iglesia de donde proviene tan magnificas notas musicales. Soy el único "palangi", y ni si quiera vestido para la ocasión, pues es de respetuoso deber vestir al menos una camisa de cuello alto. Pero nadie me dice nada. Todos saben "que no soy de aquí".
Lo más sorprendente es encontrar las panaderías abiertas un día como hoy. Y es que el anterior rey, Tupou IV, obligó a las autoridades religiosas del lugar a ceder en tan radical orden del "cierre total". Colas de coches, furgones y rancheras cargados de feligreses, y mucha otra gente, se amontonan a las puertas a partir de las 5 de la tarde. Tantas horas de religiosa tradición, hace necesario comer y beber algo. Y esto es de agradecer por todos.