13/12 - El jueves regreso a Nadi. Dos dias por la city y ahora destino al sur. Comenzando por la zona de
Korotogo, a 5km de
Sigatoka y lugar de partida hacia las
dunas de Sigatoka o hacia el interior, bordeando el rio del mismo nombre, por una carretera que atraviesa la mitad de la isla por el oeste. Tres horas de bus hasta el pueblo de
Keiyasi, pasando por cantidad de pequeños poblados, situados dentro de la

misma jungla de verdísima vegetación y que desde la carretera se ven muy escondidos, unos al borde del rio y otra gran mayoría en el interior. Aunque irrelevantes para ser visitados lo contrario por el paisaje que va atravesando esta carretera de piedra, y a veces partes mal asfaltadas. Por
Keiyasi vale la pena el viaje. Aunque la visita se limitó a sólo 15 minutos, el tiempo que el chofer chequeó los tickets expedidos y vuelta a
Sigatoka pues una inoportuna lluvia torrencial me hizo quedar en la guagua y huir del lugar. En
Korotogo pasé tres dias en casa de
Angelina, una hindú casada con un alemán que tiene negocios en
Nadi, en su preciosa casa, ya que alquila varias habitaciones en la parte trasera. Por 17$ pude dormir en habitación compartida y usar la cocina, aunque afortunadamente para mí no hubo nadie durante mi estancia. Paseos por la
Costa de Coral, bahía tras bahía, y pequeños pueblos costeros. Aquí el fijiano es muy religioso, y a la vez mucho más serios de los que he visitado. En
Sigatoka me contaba la propietaria de un pequeño restaurante chino, junto al vibrante mercado de la ciudad, que en mas de una ocasión su comunidad ha tenido problemas con ellos. Ataques con navajas, robos de material y amenazas, sobre todo cuando los fijanos se emborrachan los fines de semana. El martes
Angelina tenía que ir
Nadi con su marido a las 6 de la mañana por lo que tuve que salir de ahí muy prontito, y quedarme sentado en el arcén de la carretera en espera de una guagua o mini bus que me llevase hacia
Pacific Harbour. Había chequeado por internet la posibilidad de estancia en
Beach House, un resort económico en
Korolevu, con muchas actividades deportivas, pero varios de los dias que me quería quedar estaban llenos.
Pacific Harbour es una zona poco turística, que aunque están comenzando a darle popularidad, no va mucha gente. Para los visitantes, lo más espectacular es la laguna de la
isla Beqa, por las inmersiones que se realizan en la barrera de coral y
las buenísimas olas que rompen en algunos de sus arrecifes. Lo único chungo es que los precios son elevadísimos para mi presupuesto, por lo que también tuve que pasar de visitar. Para ir a coger olas hay que alquilar una embarcación, que al menos cuesta 70$, y para quedar en alguna de las islas en las que hay buen surfing, significa pagar también altos precios. Por ejemplo, la
isla deTavarua cuesta casi los 150$U.S. al dia, todo incluido. Es propietaria una compañía

americana que desde muchos meses antes tiene todas las plazas reservadas desde los
Estados Unidos. Solamente los sábados es día de surfing gratuito para los no-clientes. Y luchar por surfear con todos los locales que van también. O la
Isla Yanuka. Los surferos que llegan a estas islas lo hacen por corto periodo de tiempo, por lo que no les importa pagar cualquier precio.
Me quedé en
Tsulu, un resort junto a la playa con vista a la
isla Beqa, a la espera de hacer mi primera inmersión para

dar de comer a los tiburones. Tiene un pequeño restaurante-
buré del que sale una barra de bar dentro de la piscina, unas sillas junto a un bien cuidado jardín y una zona de arena de playa donde se puede jugar al volley. Aproveché la oferta que hacían hasta fin de diciembre, y por 56$ pudiendo dormir dos noches en habitación compartida, más 28$ que daban en "
tiki money", (dinero de papel fotocopiado) con el que se puede comer o beber en el jardín. El recinto dispone de una gran habitación con 16 literas, escrupulosamente limpio, con aire acondicionado, y baño también compartido. Mas otras habitaciones dobles o individuales mas caras. Apenas 4 literas se usaron mientras me quedé. Todos han sido turistas

alemanes, suecos o americanos. Buen rollo sobre todo cuando fuimos de inmersión a dar de comer a los escualos.
El viernes una embarcación del
Beqa Adventures Divers, el
Scuba Queen, nos llevó a un grupo de 8 a la barrera coralina de la
laguna de Beqa a explorar el extraordinario mundo sub-acuatico de
Fiji. Se trata de una barra de 16km de diámetro, a 30 min en lancha rápida de
Pacific Harbour. La primera toma de contacto con "las bestias" fue nada mas llegar y anclar. Dentro de varios bidones había grandes trozos y cabezas de pescado que fueron lanzados junto a la embarcación. Decenas de gigantescos peces se tiraron a ellos. Espectacular. La primera inmersión, con una botella, fue a 30mt de profundidad. Alineados tras un pequeño muro coralino de protección y el guía a 5mt de nosotros

iba sacando los trozos de pescado de los bidones que habíamos bajado, mientras cientos de peces se acercaban a comer. Por momentos se oscurecía el entorno. Varios guías detrás de nosotros controlaban que no nos atacasen por atrás los varios tiburones que se aproximaban. Grises, moteados blancos o negros, y bull-shark (o tiburón toro) de unos 3mt van llevándose los trozos que se les pone delante. Cada vez el guía acercaba más a nosotros los trozos. Los tiburones abrían sus bocas enseñando las filas de dientes a casi 2mt de nuestras cabezas. Alucinante. Mas de 20 tiburones pululaban por nuestro entorno. La segunda inmersión fue a 15mt de profundidad y a la espera de la aparición de un tiburón tigre, rayado gris oscuro, de unos 5mt, que dos dias antes fue la tremenda atracción de los colegas que habían venido a hacer la inmersión. Mala suerte,
Scar-face (ó cara-rajada) no apareció. Estaría de "cacería" por otro lugar. Siguieron apareciendo varios "tiburones toro". Impresiona la
VISION QUE SE TIENE (este es
Scar face). Las dos inmersiones costaron 200$. Algunos dicen que dar de comer de esta manera es negativo por la dependencia que se les crea a la comida fácil. Otros dicen que no, y que la interacción hombre - tiburón hace verlos de otra manera, (como que no son tan peligrosos), pero amig@, cuando tienen hambre... y los vi hambrientos... De cualquier manera, jamás hubiera estado tan cerca de ellos como este día.