2/12 - A las 9 de la mañana del domingo, una ranchera del Heaven Edge me recoge en la puerta del Hotel Nandi para llevarme por el valle de Sabeto hasta los 600m de altitud por una deteriorada carretera de tierra y piedras, a casi 60km de Nadi, donde se encuentra este "lugar de retirada". Una parada en el poblado de Nagado donde me esperaba un ritual de bienvenida fijiano, la Yaqona, (o Kava), y 30min de charla y presentación de quienes me iban a "cuidar" durante estos 4 días en el complejo, mientras bebíamos el unjuento. Hacía 3 días que había marchado un grupo de 4 que habían venido para la caza del cerdo salvaje en la montaña. Está situado en lo alto de un montículo y se compone de 5 bures típicos fijianos y una casita de madera con 6 literas. También otra que sirve de salón-comedor que está al lado de la cocina. Tiene unas fabulosas vistas del Valle a un lado, al otro una cascada que viene de un embalse (el Vaturu) que da energía a una gran parte de la isla, y por otro lado un acantilado cargadísimo de flora tropical. Por la tarde con la subida de las nubes por el valle, y el sonido que hace la caída del agua del embalse, que ahora está al 100%, hace del entorno un lugar perfecto para relajarse y descansar. La temperatura baja algunos grados al atardecer, aunque tampoco he tenido mucha suerte con el tiempo últimamente, perjudicándome principalmente en no poder moverme entre poblados, ya que los caminos están completamente embarrados debido a las fuertes lluvias que se estan produciendo al anochecer. Aquí se puede montar a caballo local, que es algo mas grande que un pony, pescar, caminar por la zona, o incluso subir hasta una cascada de 30mt con varias caidas, sobre una piscina natural labrada por la presión del agua con el paso de miles de años de actividad, con enormes pedruscos que han caído alrededor de ella, y que se encuentra atravesando estrechos pasillos de espesísima vegetación. Por una pequeña carretera llena de hoyos se llega hasta el poblado de Nandaua, donde viven cerca de 200 personas, la mayoria bastante mayores, y donde todos hacen su vida en comunidad. Se abastecen de productos que ellos mismos plantan o cambian con otros. Un pequeño río que baja del embalse, y de varias cascadas de los alrededores, provee de peces. Sus casas son muy sencillas. Todas de madera con techo a dos aguas de plancha de aluminio ondulado. Los más pobres la han hecho de hojas de pandano. El baño y la cocina en habitáculos diferentes, a varios metros de la casa. No se cortaban nada en llamarme para que entrara a sus casas, sobre todo si el paso es a medio dia, que es el momento en el que están almorzando, pues es costumbre hacerlo. Los chiquillos, que ahora estan de vacaciones escolares, pasan casi todo el dia saltando del viejísimo puente de madera que cruza el rio.
6/11 - La misma ranchera que me había subido al Heaven Edge me traslada hacia Abaca, a 20km de Lautoka, en el Valle del Parque Nacional de Koroyanitu, atravesándolo por una estrecha carretera llena de agujeros, barro y algunos riachuelos que cruzan por ella. Los habitantes de este poblado se han instalado definitivamente en este lugar desde los años 30, como consecuencia de los varios corrimientos de tierra que van persiguiendo a esta desafortunada gente. Y es que la deforestación que causan es importante pues se puede ver, por el trayecto, los penosos parches de diferentes tonalidades de verdes entre las masas forestales, de diversas plantaciones, y por otro lado casi necesaria para la subsistencia. Abaca, está recibiendo ayudas económicas de varios paises para el cuidado del entorno. Algunos paisanos permiten la estancia de extranjeros en sus casas a cambio de dinero (40$/dia con 3 comidas) para el Programa Eco-turismo que estan realizando, manteniendo un jardin boscoso de muchísimas especies autóctonas que ellos mismo cultivan (son más que autosuficientes), limpian los caminos rurales de la zona, y algunos jovenes hacen de guías por los alrededores. Varias son las actividades que se pueden realizar en este poblado, como trecking, trabajar en las plantaciones con los aldeanos o cocinar con los mayores. El mismo dia que llegué llovía ligeramente, lo que no me impidió realizar un trecking de varios kilómetros alrededor del poblado, bordeando las faldas de varias montañas que rodean este pueblo. Casi 4 horas pasando por selva, un bosque muy antiguo con una fauna y flora riquísima, una enorme cascada de varias caídas y su correspondiente zona de baño. Los sonidos envolventes de las aves me hicieron parar en innumerables ocasiones y sentado en absoluto silencio oir las tantísimas entonaciones musicales de las muchísimas aves que habitan aquí. Mientras, la lluvia iba en aumento, y por momentos la niebla me rodeaba. Apenas se distinguía los montes de enfrente, y decido volver porque ya estaba demasiado empapado. Y casi llegando al poblado me encuentro con mucho sonido de martillazos... Me dicen que han oído por la radio que un enorme ciclón se acerca peligrosamente a Fiji, y podría pasar sobre nosotros... No puede ser... me esta siguiendo la mala racha...? Y me pongo a currar con la gente con la que me quedo: chapas onduladas en las ventanas por si las rompe el viento, ajustes de las tachas que sujeta el techo, o cuerdas que pasan sobre la casa de un lado a otro. Y es que mientras la noche iba entrando la lluvia se hacía más torrencial. De momento todo estaba bien sujeto. Nos retiramos muy tarde a cenar. Algo rápido de hacer para cenar: "entre las lámparas de keroseno, y sentados sobre un gran Tapa (esterilla tradicional de hojas de pandano seco) que abarca la mitad de la casa, y en varios platos de plastico duro, Taro sancochado y algo de verdura". No ha dado tiempo a la familia para hacer de comer. Y comenzaban los comunicados por radio a ser mas frecuentes. A las 12 de la noche el gobierno de Fiji declaraba en ese momento el estado de alerta tras confirmarse que el cambio de rumbo del potente ciclón Daman lo hará entrar por el noroeste, atravesando la isla vecina de Vanua Levu durante las primeras horas del viernes. Y según los pronósticos "vientos de hasta 200km por hora y lluvias intensas impactará en la segunda isla mas grande del archipiélago fijiano. Parece ser que pasó de ciclón tropical 1 a la categoria de ciclón tropical severo 3". Por su parte, el director de la oficina de Meteorología, alertaba que el fenómeno natural estaba a un paso de convertirse en un gran huracán."Y que la gente se prepararse para lo peor", insistía. Ese viernes las aerolíneas habían cancelado sus vuelos y las embarcaciones recibieron órdenes de regresar a puerto. Vanua Levu, que significa Gran Tierra, posee un área de 5.587km cuadrados y su población alcanza los 130.000 habitantes. De forma triangular, con una longitud máxima de 180 kilómetros y una anchura de 30 a 50 kilómetros, es una isla volcánica, dividida por una cadena de montes en el centro, cuya máxima altitud es el Nasorolevu de 1032mt... Está en un posible destino en mi viaje. Dejo todas mis cosas dentro de la pequeña mochila que llevaba y me acuesto con la ropa puesta, por si acaso. La lluvia fue por momentos muy fuerte, pero sin mucho viento. Estamos en una vaguada, pero el corte del rio que pasa junto al poblado es muy profundo como para que haya desbordamiento.
Por la mañana, el cielo estaba limpísimo y no corría una pizca de aire. El ciclón continuaba variando el recorrido. Ahora pasaría entre las dos islas fijianas. Apenas hemos sufrido daños, pero seguía lloviendo a medio dia. Nadie sabía a ciertas, en esos momentos, si volvería a cambiar la dirección. Yo de momento me dedicaba a pasar la mañana bañándome en el rio, y durmiendo para recobrar las energias perdidas los dias anteriores.
Al día siguiente, sábado, casi todas las mujeres bajaban, como de costumbre, a Lautoka a vender lo cultivado, y algunos hombres salían al bosque a la caza del cerdo salvaje. A veces son unos cabronazos, porque se comen las cosechas. Y yo, a las 10 de la mañana me preparaba para la subida al monte Batilamu. Casi 2 horas (de las mías) de subida entre una riquísima selva de anchísimos y altos árboles milenarios, pinos y plantas autóctonas de infinitos colores, y varias pequeñas cascadas de las que aprovechaba para beber. El camino es facil de seguir, pues está bastante pisado y no hay confusión. El sonido de los pajaros y los insectos es impresionante. La llegada a la cumbre no lo es menos. A casi 1000mt de altura la vista se pierde entre Nadi, Lautoka y muchísimas islas de las Mamanucas y Yasawas. Se veían perfectamente, por momentos, por que un mar de nubes se aproximaba a gran velocidad. También todos los trozos de cultivos y pequeños poblados de entre 3 y 5 casitas arropadas por la masa forestal, y la pequeña cordillera que le llaman la "Columna del gigante durmiente". De pronto comienza toda la neblina a invadirme..., baja la temperatura varios grados, y chispea. Estaba perdido en mi espacio. No se veía a mas de un metro... fue sobrenatural el momento. Me quedé un largo rato disfrutando del vacío a mi alrededor... A la vuelta casi tentando árbol por árbol, pino por pino, fui descendiendo por un terreno peligrosamente resbaladizo. Parecía un bosque embrujado de película, pisando las enormes raíces que sobresalen de la tierra. Eso me ayudaba a no caer. Un trozo de rama dura me sirvió de bastón de apoyo. El olor a vegetación húmeda era riquísimo. Llego por la tarde en el justo momento que un grupo de jóvenes han cercado a un cerdo salvaje, y entre una jauría de perros lo han traído hasta el poblado. Detrás de una casa, entre el comienzo del bosque que cubre la montaña le dan caza. La alegría entre los chiquillos fue tremenda. Había carne para el siguiente dia. Me baño en el rio, y de cena, la preferida, Dal Bhat (arroz con lentejas al curry).
El domingo es dia del "Señor", y de no hacer absolutamente nada. A las 8 de la mañana todo el pueblo se estaba preparando. El preceptivo baño antes de ponerse la ropa del domingo: ellos camisa de cuello, casi todas muy floreadas, y un Sulu (pareo masculino) blanco o negro, ellas traje también floreado. A las 9:30 los primeros toques de Lali (un trozo de arbol ahuecado que sirve de tambor acústico) y que se encuentra junto a la iglesia. A las 10:30 el predicador dá el definitivo. Todos van entrando. Se van sentando sobre los larguísimos Tapas que cubren casi todo el suelo, con las piernas cruzadas, mientras el oficiante va charlando en fijiano. De vez en cuando nos levantábamos, y todos a cantar. Era muy emocionante de ver y escuchar. A las 10:45 sólo éramos 40. A las 11:00, cerca de 70. Y es que la "hora fijiana" es así. A las 11:15 concluía la misa. Todos a casa a preparar el almuerzo, muchos compuesto de carne de cerdo. El domingo es dia de recogimiento familiar, y nadie trabaja en nada. Así lo dispuso el "Señor". A las 2 de la tarde no habia nadie en el exterior. Todos estaban durmiendo. Yo tambien. Al atardecer, el último pateo: subida a una de las montañas junto al poblado para disfrutar de las hermosas vistas, y observar la caída del sol. De nuevo, el sonido ambiente es espectacular.
10/12 - El lunes a las 8:45 hora fijiana (habíamos quedado a las 8:00) un taxi ranchera 4x4 me traslada a Lautoka, por 25$. Algunos paisanos aprovechan el viaje "de gratis" y se montan. En el mercado compro unos saquitos de yaqona o polvo de raices (Waka) de Kava, como presente para el Turaga-ni-koro (jefe de poblado) de Navala, próximo destino, y unos envases de té y nescafé para la familia con la que me voy a quedar. 1 hora de bus hasta Ba, y allí monto en otro hasta el poblado. La casualidad ha hecho que coincidiera con el Sr. Seresio, marido de Ms. Bulou, los propietarios del complejo, que durante el trayecto por la zigzagueante carretera, a veces asfaltada a veces de tierra, me iba explicando la historia de la zona. Atravesamos pequeñas aldeas, templos y escuelas hindúes. Y es que antiguamente había extensas plantaciones de cañas de azúcar y los trabajadores fueron traídos de India hasta aquí. En la guagua, la mayoria son hindúes-fijianos. El paisaje precioso: cantidad de pequeños bosques en las vaguadas de los barrancos, y muchísimos cultivos formando parches, entre los diversos valles que vamos atravesando. Estamos en los montes de Nausori, uno de los mas fértiles de la isla. Cuando se desciende hacia el valle donde se encuentra Navala la imagen es espectacular. Un pequeño poblado de 40 burés, rodeado de palmeras y árboles sobre un verdísimo césped muy bien cuidado. Apenas se ve gente. Hacía mucho calor y casi todos se encontraban en el interior, al fresco. Otros bajo toldos de plástico azul preparando la comida para la familia.
El jefe del poblado obliga a todos que construyan al estilo tradicional, alineadas perfectamente, con un ancho pasillo central que separa las hileras de burés. La base rectangular de la casa está compuesta por unos 30cms de rolos de piedras superpuestas, 6 u 8 postes de madera que sostendrán las paredes y techos de hojas de cocotero o pandano entrecruzadas, y tiras de bambú, al igual que el suelo. Todo es de material vegetal, sin habitaciones. La cama al fondo, a veces separada por una cortina de tela, y amplio recibidor para comer, tumbarse o charlar sobre un suelo con varias esterillas o Tapa. Baño y cocina en el exterior en otra casita adyacente. Los únicos edificios con techos de planchas onduladas son la iglesia, el colegio y la estación de radioteléfono de emergencia del poblado. No hay electricidad. Al anochecer se encienden lámparas de keroseno.
A la llegada nos esperaba Tui, el hijo de la familia, que con su pequeña Subaru 4x4 nos llevó a su casa. El complejo esta situado a unos 600mt del pueblo, y se compone de la vivienda principal, toda de madera y techo de planchas onduladas a dos aguas, y adosado a un lateral una gran habitación con 4 camas y 3 literas, 2 baños muy amplios, que poco a poco van arreglando según va entrando el dinero de los extranjeros que se aquí se quedan. Al otro lado del enorme jardín central, un amplio comedor-salon con varias mesas y sillas, TV, video/dvd, y una cocina. En el segundo jardín, y junto al rio, 2 bures con 2 camas cada uno. Aquí tampoco llega la corriente, por lo que a las 20:00 horas encienden un generador hasta las 22:00. Luego todos con lámparas de keroseno. Se pueden realizar varias actividades como la visita al poblado, subida a una cueva que hay en el acantilado sobre el poblado, varias rutas de montañas, rafting en el rio o nadar cuando no hay mucha corriente. El entorno es muy apacible, y la comida no está mal.