22/10 - Lo primero que hice al día siguiente fue conocer la ciudad. Las tiendas, supermercados, edificios importantes y los precios para hacerme una idea general. Ésta es una pequeñísima ciudad, y para ser la capital del archipiélago, se ven más turistas que habitantes locales. Dónde están pues? Como consecuencia de la gran dependencia de N.Z., los bajos salarios y el poco trabajo cara al público en general, cerca de 3.000 de los 15.000 habitantes han tenido que emigrar en recientes años. El 90% son maoríes (polinesios), y una minoría descendientes de europeos, fijianos, hindúes, filipinos y chinos.
Con bicicleta se puede recorrer toda la isla sin esfuerzo, disfrutar de cantidad de playas y ver cómo viven, parando donde más plazca. Aquí se vive en casas terreras o bungalows, normalmente heredados de sus ascendientes, diseminados por toda la isla. Esta está circunvalada por 2 carreteras, la de la costa (la turística) y la interna (donde habitan la mayoría de los paisanos).
Hacia el este se llega en casi una hora pedaleando a la zona más bonita y segura para el baño, y donde mayor presión turística sufre, a la Laguna de Muri, donde se encuentran los mejores establecimientos hoteleros, y las mejores playas. La zona sur, tras el motu (isla) Taakoku, es un buen lugar para inmersión con gafas y tubo. Los 4 motus que se encuentran en la laguna es de fácil acceso con kayak o caminando con marea vacía. Están llenos de árboles, mucha vegetación y altos cocoteros, como toda la costa de la isla. Entre 20$ y 30$ se puede compartir habitación con turistas de mochila. El resto, los precios son desorbitados. Para mi gusto esta zona no es tan "impresionante" como la tratan de vender. Pero es cuestión de cada uno. El sur se caracteriza por tener mejores playas de blanca arena coralina, turquesas aguas dentro del arrecife que bordea casi toda la isla, y cocoteros que tumbados hacia el mar hacen del lugar una maravilla. Pero más sería si fuera barato como el sudeste de Asia, pero la distancia, en medio del Océano Pacífico, hay que pagarla...
Uno de los mejores pateos que he hecho fue atravesar la isla, empezando a las 7 de la mañana, entre senderos de frondosa vegetación, selva papuana, y todo tipo de especies autóctonas de altura, hasta los casi 600 mts. alcanza el sendero, que pasa por el Pico de la Aguja. En 4 horas, tranquilamente, se puede realizar, con las obligadas paradas para fotografiar, beber o descansar. Es difícil perderse en una isla tan pequeña, pero cierto caminos pueden equivocar el recorrido, que baja bordeando un riachuelo, y cruzándolo repetidamente hasta una pequeña cascada donde se concluye con la posibilidad de darse un buen baño de fresquísima y limpia agua.
Lo único que me ha roto los planes ha sido la imposibilidad de pescar dentro de la laguna, pues los peces están contaminados ya que se alimentan de algunas algas y corales, que en algunas zonas son venenosas. El corte con el coral, en ciertos lugares, puede acabar en una grave infección, y pescar sobre la barrera de coral también es peligroso por cómo rompen las olas. Últimamente ha habido olas grandes, pero no he visto a ningún surfero por los alrededores. Varios puntos son muy buenos para surfear. Algunas inmersiones de gafas y tubo para ver los preciosos peces y arrecifes de colores, pateos y baños en la piscina del complejo donde me quedo ha sido el que hacer casi diario. Ayer llovió ligeramente todo el día, y hoy por la mañana un poco más. Ha sido perfecto para descansar y seguir planeando la próxima movida, que podría ser unos saltos de avión entre varias islas durante un par de semanas, y donde el turismo es escaso.